Bienvenidos a visitarelcielo.blogspot.com, mi blog personal sobre aviación ligera y ultraligera. Hace ya algún tiempo que tenía la idea de comenzar un blog pero por un motivo u otro nunca lo ponía en marcha. Finalmente, después de dar muchos giros, la idea ha sabido hacerse realidad así que aquí me tenéis.
Llevo unos cuantos años en esto del vuelo y es posible que alguno de vosotros, quizá los más veteranos, me conozcáis. Pero como seguro que los que me conocen son minoría comenzaré con la presentación formal.
Mi nombre es Juan Puerto y como todos vosotros soy habitante del planeta Tierra. He dado 51 vueltas alrededor del Sol y espero dar unas cuantas más porque aún sigo teniendo sueños y capacidad de ilusionarme. Aún observo las nubes en la atmósfera o el vuelo de las aves y sigo pensando que hay algo hermoso en las estelas de condensación de los reactores comerciales. Al margen de las personas, que están en un plano distinto, mi gran Amor en la vida es Volar. Siempre me he sentido fascinado por todo lo relacionado con el vuelo. Afortunadamente los vientos me han sido favorables y he podido hacer realidad este sueño. Hace 25 años que vuelo. Soy autodidacta y me siento orgulloso de ello. Lo que sé sobre el vuelo, ha llegado por el camino difícil, paso a paso, bocado a bocado y gracias a una voluntad que me empujaba a aprender cuanto más mejor. Precisamente por ello soy humilde y consciente de que siempre me quedará mucho por conocer. Procuro, en lo personal y en lo técnico, no caer en el error de pensar que soy mejor de lo que soy. Por cierto, lo diré sólo una vez así que prestad atención, nunca lo sabré todo sobre el vuelo. Soy plenamente consciente de ello. Y es bueno que así sea. Sentir que ya no queda nada por aprender puede generar una falsa sensación de seguridad muy poco recomendable en aviación.
Mi nombre es Juan Puerto y como todos vosotros soy habitante del planeta Tierra. He dado 51 vueltas alrededor del Sol y espero dar unas cuantas más porque aún sigo teniendo sueños y capacidad de ilusionarme. Aún observo las nubes en la atmósfera o el vuelo de las aves y sigo pensando que hay algo hermoso en las estelas de condensación de los reactores comerciales. Al margen de las personas, que están en un plano distinto, mi gran Amor en la vida es Volar. Siempre me he sentido fascinado por todo lo relacionado con el vuelo. Afortunadamente los vientos me han sido favorables y he podido hacer realidad este sueño. Hace 25 años que vuelo. Soy autodidacta y me siento orgulloso de ello. Lo que sé sobre el vuelo, ha llegado por el camino difícil, paso a paso, bocado a bocado y gracias a una voluntad que me empujaba a aprender cuanto más mejor. Precisamente por ello soy humilde y consciente de que siempre me quedará mucho por conocer. Procuro, en lo personal y en lo técnico, no caer en el error de pensar que soy mejor de lo que soy. Por cierto, lo diré sólo una vez así que prestad atención, nunca lo sabré todo sobre el vuelo. Soy plenamente consciente de ello. Y es bueno que así sea. Sentir que ya no queda nada por aprender puede generar una falsa sensación de seguridad muy poco recomendable en aviación.
Algo salió mal hace tiempo. Nadie en mi familia se ha sentido jamás atraído por el vuelo, ni mis padres, ni mis abuelos, mis tíos o mis primos, cercanos o lejanos. Ni siquiera un vecino o un amigo, o el amigo de un amigo. Incluso ahora nadie en mi entorno que no sienta la misma necesidad que yo se interesa lo más mínimo por la aviación. No he seguido ningún ejemplo, esa inquietud ya venía dentro de mí. Si las cosas hubieran funcionado como se supone que debieran haber funcionado, yo sería informático en alguna gran empresa o en la administración pública pero como digo, algo salió mal y me convertí en una especie de oveja descarriada, siempre pensando en volar, con la cabeza en las nubes y un poco ajeno a la realidad cotidiana de la gente a mi alrededor, a esas cosas que a todos parecen importar. No digo que no sean necesarias, incluso con la edad algunas de ellas me parecen razonables pero creo que no deben ser excluyentes.
Después de 51 vueltas alrededor del Sol y de haber visto unas cuantas cosas aquí en la Tierra, uno acaba por creer que se conoce a sí mismo. Y te das cuenta de que la vida es al mismo tiempo maravillosa y finita. En efecto, para asombro de todos aquellos adolescentes invencibles y a prueba de balas, estamos de paso. Cruzado el Ecuador de mi tiempo soy consciente de algunas realidades a las que antes no prestaba demasiada atención. He aprendido que es mejor una acción aunque imperfecta que mil pensamientos buenos. Es mejor hacer lo que deseas hacer de la mejor manera posible que esperar a que las condiciones sean óptimas aspirando a la perfección absoluta. Siempre se está a tiempo de repetir y de intentar hacerlo mejor la próxima vez. La recompensa es la satisfacción de haber hecho aquello que querías hacer, o en el peor de los casos, haberlo intentado.
Un buen día, de repente, descubres que posiblemente en segundo lugar, después de volar, lo que más satisfacción proporciona es compartir. Por eso comienzo este blog. Me gusta escribir y me gusta volar. Parece lógico pues hacer las tres cosas a la vez, volar y escribir para compartir. Es una nueva aventura, más tranquila quizá pero muy estimulante. Siendo autodidacta, me doy cuenta de que sin la generosidad de aquellos que regalaron al mundo sus ideas y conocimientos yo no podría haber vivido las experiencias que he vivido. Ideas, libros, artículos, actitudes, ejemplos… esos son los ladrillos con los que se construyen y se moldean las personas. Compartir es una forma de pasar el relevo y de dar las gracias, de hacer que todas las experiencias no se diluyan en el tiempo sino que se sumen y sean el punto de partida de los que vendrán después. Los avances en la sociedad se producen cuando todos aportan y los individuos se juntan y construyen. Volar es maravilloso pero no debemos olvidar que existe un cierto riesgo asociado. Y ante el riesgo, la mejor actitud es la prudencia y la información.
Como aviador siempre he preferido centrar el esfuerzo en todo aquello que podía alcanzar de una forma razonable con mis propios recursos. Se perfectamente que nunca pilotaré un avión comercial o un avión de combate, el primero porque no tengo ni el tiempo ni el dinero necesario, el segundo porque creo que un avión es una herramienta de liberación y crecimiento, no un arma. Sé que sólo puedo aspirar a pilotar un avión ligero, un ultraligero o un planeador. No tiene sentido estudiar los sistemas de un Boeing o un Airbus, es mucho más razonable centrarse en el tipo de avión al que se puede acceder. Por tanto, este blog se dedicará exclusivamente a la aviación ligera y ultraligera, con o sin motor. Mi intención es publicar de forma periódica todo aquello que me parezca importante, una amalgama de relatos de vuelo y artículos técnicos. Lo planteo como un blog escrito por un aviador en activo para aviadores en activo y futuros aviadores. Me gustaría lograr que fuera útil y que se convierta en una referencia. El ritmo de publicaciones vendrá condicionado por el tiempo disponible. La vida es un puzle de muchas piezas y hay que prestar atención a muchas cosas, familia, amigos, trabajo, etc. Y por supuesto, también hay que reservar tiempo al vuelo en si y al mantenimiento del avión.
Soy piloto de ultraligeros (multieje ala fija), piloto privado JAR (SEP), piloto de planeadores e instructor de ultraligeros. No sé exactamente cuántas horas de vuelo tengo, nunca las he contado pero todas han sido voladas y vividas. No sé si son muchas o pocas pero si sé que son suficientes como para haberme preguntado alguna que otra vez en vuelo “¿Que estoy haciendo aquí?” y para haber aprendido a ser humilde respecto a mi capacidad en la atmósfera. Tengo un avión construido por mí mismo. Yo lo llamo Coyote Minisix, es mi propia versión del RANS S-6 116 Coyote II. Es tan personal que es el único que existe en todo el mundo, una pequeña maravilla ligera y sencilla que siempre me ha proporcionado muchas satisfacciones. Con él he volado por toda España y por Francia, desde el Mediterráneo hasta el Atlántico sobre las playas del Desembarco de Normandía, desde Andalucía hasta la frontera con Luxemburgo. Me gustaría poder construir algún día un pequeño motovelero porque pienso que el vuelo a vela, en silencio, es la forma más pura y elegante de volar, la que solo se puede abordar desde el conocimiento de la atmósfera y de la aerodinámica y te hace sentir verdaderamente como un ave. Sin motor, cada minuto en el aire se conquista con astucia y no con fuerza bruta. Lo más lejos que he llegado en vuelo ha sido a Landskrona, un pueblecito al Sur de Suecia, camino de Cabo Norte, donde no pudimos llegar por mal tiempo. Es una pequeña espina y no descarto volver a intentarlo otra vez. A veces paso horas ojeando mapas, decidiendo cual será mi próximo vuelo o con Google Earth, localizando accidentes geográficos curiosos para luego sobrevolarlos con mi avión por el puro gozo de ver como es el mundo en realidad.
Bien, este soy yo. Si queréis conocer mi trayectoria profesional, la podéis encontrar en el enlace "acerca de mi" de este blog. Las cartas están sobre la mesa, aquí comienza todo. Ya he generado la expectativa y ahora mismo me siento un poco abrumado. Como ya os he dicho, soy autodidacta y nunca lo sabré todo sobre el vuelo. Espero estar a la altura.
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