lunes, 17 de agosto de 2020

Cizalladura, cuando la velocidad aparece y desaparece como por arte de magia. (Primera parte)

Hay cosas que tenemos completamente interiorizadas y que tomamos por principios absolutos.
(C) Pepe Ortega 2020
Un ejemplo, sabemos que la velocidad del avión respecto al aire depende de la potencia aplicada y de la resistencia, el viento solamente afecta a la velocidad y a la trayectoria respecto al suelo. Con viento en cara la velocidad respecto al suelo es menor que la velocidad respecto al aire y con viento en cola es mayor, si viene de la derecha nos desvía a la izquierda y viceversa. El viento no afecta a la velocidad respecto al aire que leemos en el anemómetro. Eso es verdad, pero no es toda la verdad, es la parte de la verdad más fácil de explicar y más fácil de entender. Representa el 99.9% del tiempo de vuelo, no el 100%. Sólo es válido cuando el viento es constante o cuando cambia de forma gradual. Pero hay situaciones en que el viento no cambia de forma gradual sino bruscamente. Cuando esto sucede, el viento, o mejor dicho, las variaciones rápidas del viento, sí que pueden afectar a la indicación del anemómetro. Veamos cuales son estas situaciones y como funciona ese 0.1%. En aviación el peligro casi siempre reside en ese pequeño porcentaje que es diferente de lo habitual.